28.10.07

Reflexiones ultramarinas

por Mariano Akerman

"Si el mundo fuera claro, el arte no existiría." Albert Camus


Mariano Akerman, Templo de Inclusión, técnica mixta, 1988

Nací en Buenos Aires en 1963 y, a decir verdad, no recuerdo cuándo comenzó mi interés por el arte. Según me explicaron, yo a los dos años ya dibujaba tanto sobre papel como sobre toda superficie que estuviese disponible. Y tal pasión expresiva quedó registrada en algunos libros de mi madre, especialmente en las páginas del Tesoro de la Juventud y del diccionario Kapelusz de la Pintura Moderna. Allí se encuentran todavía algunos de mis monigotes y automatismos favoritos. Años más tarde, en el mismo diccionario también agregué ‘correcciones’ a las simplificadas obras de Matisse de los años cuarenta, ya que, según mis criterios de entonces, "estaban incompletas.”



Mis primeros encuentros más o menos sistemáticos con el arte los tuve en el taller Piruetas, donde mi tía Moroca enseñaba pintura a partir de los métodos surrealistas del automatismo y la libre asociación. Ella fue quien oportunamente me familiarizó con las técnicas de la témpera y el óleo. Durante la adolescencia, cuando mostré interés por el dibujo y la historia del arte, Moroca puso particular cuidado en explicarme el desarrollo de la pintura, sus formas y significados. También gracias a ella tuve acceso a libros muy formativos. Entre los más influyentes, recuerdo la Pintura Moderna de Julio Payró y los Fundamentos del Diseño, obra de Scott. Conmovedor me pareció un estudio de la vida y obra de Miguel Ángel, maestro con el que me identifiqué por algunos años. También fue mérito de Moroca el exhibir mis primeros óleos en la Casa de la Pintura Argentina y presentarme, a mediados de los ochenta, a Mercedes Gervasi, en cuya galería tuvo lugar mi primera exposición individual (Buenos Aires, Galería RG en Arte, Transformaciones de fibras y cuentos dulces, Mayo de 1986).

Refiriéndose a las obras expuestas, Monique Sasegur escribía entonces en La Actualidad en el Arte: “Una primera aproximación nos habla de un dibujante que maneja la línea, el color y el espacio seguro de lo que quiere. Si buscamos una estructura formal en la obra, [ésta] saltaa la vista. Pero, también, hallamos […]un interesante mensaje vital. Aquí, lo simple nodescartalo profundo. […] Uno de los objetivos pretendidos es la activa participación del espectador que sólo puede entrar en el juego plástico si suma su cuota de imaginación y fantasía. Así, los ojos picarescos de los personajes se unen a la divertida mirada del testigo que debe decidir cuál es la figura o donde está el fondo. ¿Pero se mezclan? ¿Muy oriental o muy decorativo? Se diría ornamental, plástico y poderosamente esperanzado.”

Mis trabajos de los años ochenta y principios de los noventa tienen bastante que ver con la estética del modernismo y surrealismo europeos, sobre todo con la sensualidad de las líneas ondulantes del Art Nouveau y las yuxtaposiciones aparentemente incongruentes de la imaginería onírica.

Desde un punto de vista técnico, mi trabajo pone en evidencia una constante predilección por el dibujo sobre papel. También por la témpera y la acuarela, y un uso muy prolijo del collage. La témpera es propia de mis trabajos de mediados de los setenta y hasta mediados de los ochenta. La acuarela se vuelve importante desde 1987 en adelante.

En general, comienzo mis trabajos dibujando y sólo luego aplico el color. Si las obras de arte se clasifican en dos grandes categorías, una en la que a prevalece la línea y otra en la que domina la mancha, se diría que mi trabajo pertenece al primer grupo. La razón de esto puede ser no solamente el hecho de que yo sea arquitecto, sino también el que la línea en general establece límites precisos, a diferencia de mancha que suele desdibujarlos. Con todo, el manchar de un Monet, con sus infinitos matices, es mil veces más interesante que la limitada rigidez lineal del Mondrian finalmente ortogonalizado. En lo que concierne a la idea de masa, no cabe dudaquemiobratiene más-afinidad con, digamos, un Modigliani que con un Rubens.

El trabajo en serie me interesa, pero explorar y repetir no son la misma cosa. La obra de Warhol, por ejemplo, a veces resulta desagradable. Es cierto que, si se considera mi obra como conjunto, es posible agrupar ciertos de mis trabajos que presentan elementos en común, tanto técnicos como temáticos. Así, la témpera y las fibras prevalecen en las obras expuestas en RG en Arte en 1986, mientras que la acuarela domina los trabajos exhibidos en la UB en 1988 (Buenos Aires, Facultad de Estudios para Graduados de la Universidad de Belgrano, De cáscara y contenido, Septiembre de 1986). Lo imaginario, por otra parte, es una constante en mi obra. Y no casualmente. Giordano Bruno decía que “la imagen ficticia posee su propia verdad.” Tal idea tiene paralelos visuales en el trabajo de Bosch, Goya, Beardsley, Dalí y Bacon... artistas todos ellos a los quenopocoles debo.La-diversidad acaso sea la característica más saliente de mi producción—diversidad técnica, temática, estilística. Acabado ejemplo de ello es Templo de Inclusión (1988), con su técnica mixta, filosofía de coexistencia y columnas multiformes (que simbolizan las ideas de vitalidad, profundidad, oportunidad, agudeza, causalidad y esperanza).
Entre los artistas que más admiro, Henry-Moore ocupa un lugar especial. Lo que me atrae de su obra es la presencia de lo figurativo que tiende a transformarse en abstracto. De la obra de Moore me gustan su calma y su libertad.

Respecto a mi trabajo, es posible describirlo, pero definirlo estaría de más. Esto se debe a que la razón de ser del mismo es la de sugerir significado, a diferencia del arte que re-presenta lo visible, material y tangible (mímesis). Para mí, el arte no es mero reflejo del mundo corpóreo que percibimos a nuestro alrededor. Y si es condición inevitable del arte la del funcionar como un espejo, entonces mi trabajo no es otra cosa que un fiel reflejo de mi alma, o por decirlo con otras palabras, de mis constelaciones interiores.

Ref. Mariano Akerman (Akermariano, 1963- ), Templo de Inclusión 1988, siete versiones digitales, Octubre 2007. Obra artistica, período argentino (1965-1990), plástica, dibujo, diseño, arquitectura, idea de orden, Moroca (Elisa Akerman), Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564), Claude Monet (1840-1926), Piet Mondrian (1872-1944), Amedeo Modigliani (1884-1920), Peter Paul Rubens (1577-1640), Andy Warhol (1928-1987), Giordano Bruno (1548-1600), Hieronymus Bosch (1450-1516), Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828), Aubrey Beardsley (1872-1898), Salvador Dalí (1904-1989), Francis Bacon (1909-1992), Henry Moore (1898-1986).

El arte es al hombre, lo que el agua es a la vida.