por Mariano Akerman, arquitecto
Conceptos vertidos en 1996 y otros recientemente elaborados sobre El Caso Hurva son aquí reconsiderados y puestos al día.
DE PIEDRAS, ASPIRACIONES Y SIMBOLISMOS
A Mrs. Evelyn L. Greenberg, con aprecio
• La Sinagoga Hurva en el proyecto de Louis Kahn.[1]
Fue con el proyecto para la Sinagoga Hurva que el arquitecto estadounidense Louis I. Kahn comenzó a contemplar la posibilidad de construir dentro de los sagrados límites de la Ciudad Vieja de Jerusalén.[2] Declarándose "halagado de expresar el espíritu de la historia y la religión",[3] Kahn concibió su sinagoga como el tercer gran monumento arquitectónico de Jerusalén: un hito que sería emplazado en coexistencia con el Domo de la Roca (691 E.C.) y la Iglesia del Santo Sepulcro (335 E.C.).[4]
El proyecto Hurva fue el último en la extensa carrera de Kahn y parece concentrar lo mejor de sus originales ideas sobre la arquitectura. De hecho fue a través de la elaboración de este proyecto que Kahn aparentemente consiguió llegar a su misteriosa aspiración inicial: llegar a comprender "qué quiere ser el edificio".[5]
En su planta general para el Complejo Hurva, Kahn conecta la Sinagoga Hurva con el Muro Occidental a través de la creación de una importante arteria peregrinacional a la que él denominó "Camino de los Profetas".[6] Su modelo de Jerusalén presenta una imponente sinagoga que parece emerger de las entrañas mismas del denso Sector Judío de la Ciudad Vieja y que, por su aspecto arcaico, tiende a evocar masivas construcciones del pasado, tales como el antiquísimo Zigurat de Ur (s. XX a.E.C.).[7] En el corte general del proyecto, por otra parte, Kahn ha ubicado confidentemente la Sinagoga Hurva sobre la sensible topografía de Jerusalén, balanceando así la prominencia del Domo de la Roca con una configuración, teóricamente, mucho más antigua.[8]
Entre las numerosas sinagogas construidas hacia mediados del siglo XIX en el ya mencionado Sector Judío de la sagrada ciudad amurallada, la antigua Sinagoga de Rabí Yehuda ha-Hasid, también conocida con el nombre de "Hurva", había sido edificada sobre las ruinas de otras tantas sinagogas previamente destruidas y era conocida como la "Sinagoga Mayor de Jerusalén".[9] Sin embargo, incluso aquella mayor Sinagoga de Jerusalén fue, conjuntamente con otros 57 santuarios judíos, destruida por tropas jordanas poco después de su ocupación de la Ciudad Vieja de Jerusalén en 1948.[10] Conviene recordar que el proyecto de Kahn sería construido adyacencia a las ruinas de lo que alguna vez fue un memorable edificio y, además, que el término hebreo hurva significa literalmente "ruina".[11]
Conocemos la Sinagoga Hurva proyectada por Kahn a través de su modelo en madera de 1968 y gracias a las reconstrucciones gráficas por computación ejecutadas por su colega Kent Larson en 1993. Visto desde arriba, el modelo de Kahn exhibe la doble naturaleza estructural del diseño, que comprende cuatro masivos pilones de piedra cercando a cuatro pilares de hormigón armado, de modo tal que los pilones funcionan como un contenedor y los pilares como su contenido. Por otra parte, el corte perspectivado de Larson expone los dos niveles del diseño de Kahn y la bien diferenciada naturaleza de sus miembros estructurales (pilones y pilares). La sección de Larson parece ser la verdadera cistalización de las palabras de Kahn describiendo en términos imaginarios el origen de la arquitectura: un momento lleno de poesía en el que, "habiéndose partido los muros, las columnas llegaron a ser".[12]
Aunque tanto la Sinagoga Hurva proyectada por Kahn como la antigua "Hurva" de Rabí Yehuda ha-Hasid fueron concebidas como diseños centralizados, existen numerosas diferencias entre ambas para considerar esta última como una posible fuente de inspiración para el proyecto de Kahn:
A. Un marcado contraste en la organización general y la concepción del espacio. En el caso de Kahn los espacios definidos por los miembros estructurales son tan importantes como los miembros mismos (que además son huecos, dado que Kahn incluye en la estructura portante de su propuesta espacios poche).[13]
B. Las diferentes proporciones, y por consiguiente el carácter, de los diversos miembros arquitectónicos (ora estructurales, ora decorativos).
C. Las distintas estructuras portantes (cúpula y tambor soportados por cuatro arcos en la antigua Hurva; pilones y pilares en la Hurva de Kahn) y los diferentes sistemas de cobertura e iluminación: en vez de cubrir su proyecto con frescos ilusionistas (tales como los de la antigua Hurva), Kahn proyectó curiosas aberturas lineales en la parte superior de todos los elementos de arquitectura, de modo tal que el interior de la sinagoga quedase parcialmente expuesto a los cielos de Jerusalén. Es aquí precisamente donde Kahn parece haber configurado su "Santuario de Arte, Silencio y Luz" como un lugar donde "la estructura es la proveedora de luz".[14]
La disposición de la planta de la Hurva por Kahn es calma, aparentemente simple, perfectamente simétrica, y se caracteriza además por el severo orden en sus espacios y elementos de arquitectura. Más allá del preciso delineamiento de la planta es posible percibir que Kahn ha reintroducido en su proyecto los principios organizativos otrora empleados por la tradición de École des Beaux-Arts de París: unidad, centralización, simetría, jerarquía, armonía, coordinación y composición aditiva.[15] Kahn bien pudo haber seguido las formulaciones académicas de Durand que incluían el uso de papel cuadriculado y tramas modulares, así como el empleo de ejes jerárquicos a través del proceso de diseño. En esto, la evolución del proyecto de Kahn evocaría el famoso "Modo de componer todo proyecto" desarrollado por Durand.[16] Pero más allá de toda posible similitud compositiva, la Sinagoga Hurva de Kahn (el único todo arquitectónico judío incluido como un significativo símbolo de existencia en la Arquitectura occidental por Christian Norberg-Schulz) sin dudas está lejos de ser un mero estándar durandiano.[17]
Junto a la noción de monumentalidad, tectonicidad es el principio ordenador más significativo de la tradición de las Beaux-Arts regenerado por Kahn en su diseño. Este principio, directamente relacionado con la distribución estática (y por ende racional) de las masas de un edificio resulta evidente al observar su modelo de la Sinagoga Hurva, donde el todo propuesto por Kahn da la impresión de estar profundamente arraigado al suelo.
El sutil exterior de la sinagoga concebida por Kahn evoca el perfil, las proporciones y el ritmo de los pilares del Templo de Horus en Edfu (s. III a.E.C.). Así, la maqueta de madera ejecutada por Kahn tiende a reflejar el distinguido aspecto de aquellas antiguas masas monumentales al tiempo que no puede sino corroborar su temprana formulación teórica sosteniendo que "el edificio antiguo aún vigoroso posee la luz de la eternidad".[18]
Según una antigua leyenda egipcia, los ojos del dios Horus eran el sol y la luna, y por ello debían ser ejecutados en oro y plata respectivamente.[19]
Según Kahn, los componentes estructurales de su Sinagoga Hurva (a ser materializados en piedra Jerusalén y hormigón armado) representarían miembros de oro y plata en permanente interacción, posiblemente en alusión a la ya mencionada idea egipcia de coexistencia.[20]
Así, pilones y pilares resultan ser entonces articulados como miembros estructurales interactivos. Y aun si levemente separados, éstos funcionan como la epidermis y los músculos de una configuración gestáltica tan consistente que la naturaleza estructural de la Sinagoga Hurva esencialmente no puede prescindir de ninguno de ellos, dado que pilones y pilares forman una estructura dentro de otra y, conjuntamente, trabajan como continente y contenido de una misma entidad arquitectónica.[21]
En efecto, la particular disposición de los pilones rodeando a los cuatro pilares de la Sinagoga Hurva no es otra que la expresión visual de aquello que Kahn oportunamente llamó "ruinas envueltas alrededor de edificios".[22]
Significativamente, la fuente de inspiración del interior de la Sinagoga Hurva por Kahn fue una reconstrucción del Templo de Salomón (1015 a.E.C.) publicada en la Historia de la arquitectura de Fergusson,[23] un volumen preservado por Kahn en su propia biblioteca conjuntamente con una copia del artículo "El origen de la sinagoga" por Finkelstein en el que el Templo de Salomón es señalado como el arquetipo de la arquitectura judía.[24]
Kahn siempre fue un incondicional partidario de "respetar los comienzos" y el Templo de Salomón efectivamente constituye el hito que marca el inicio de la arquitectura hebrea.[25] Es a raíz de ello que no debería sorprender a nadie el que una reconstrucción del primer Templo de Jerusalén haya podido inspirar a Kahn, resultando el mismo ante sus ojos el modelo más adecuado sobre el cual basar su proyecto para la Sinagoga Mayor de Jerusalén.[26]
Tampoco es accidental que los cuatro pilares centrales en el interior cuadrado del diseño de Kahn para la Sinagoga Hurva reflejen tan convincentemente a los cuatro representados por Fergusson en su reconstrucción del Sancta Sactorum o Santo de los Santos, el recinto más sagrado del Templo de Salomón. Esta similitud no pasó inadvertida en Jerusalén y el prestigioso arquitecto hebreo casi se encontró siendo acusado de intentar "traer el [Santo] Templo de vuelta a la vida"—una idea estrictamente prohibida por la tradición judía hasta el (milenariamente aguardado) advenimiento del Mesías.
Kahn quiso evocar el Templo. Traerlo de vuelta a la vida no era en realidad su objetivo. El arquitecto proyectó su Sinagoga Hurva como si fuera el Templo, mas su sinagoga no aspiraba convertirse en él y mucho menos tampoco reemplazarlo. Los jerosolimitanos no deberían haber olvidado su sabia, casi salomónica diferenciación: "un caballo pintado a rayas no es una cebra".[27]
Sutilezas salomónicas aparte, lo cierto es que varias razones, fundamentalmente de corte pragmático y político, provocaron que la materialización de su proyecto fuera postergada una y otra vez. A ellas se le sumaban cuestiones burocráticas así como también cierta timidez a materializar a un proyecto al que no pocos veían como monumental en demasía y extremadamente innovador en el contexto de la Ciudad Vieja de Jerusalén, históricamente conocida por su persistente apego a las tradiciones (milenarias).[28]
Es así que nadie en Jerusalén hizo entonces ni el más mínimo esfuerzo en aclarar que, como quien escribe habría de hacerlo aunque solo en 1996, la reconstrucción del Santo de los Santos por Fergusson es de naturaleza completamente inofensiva, ya que los cuatro pilares exentos por ese autor colocados en el más sagrado recinto del Templo de Jerusalén no tienen sustento alguno en toda la Biblia.
Lo de "traer el Templo a la vida" no era más que un pretexto y lo cierto es que el construir el proyecto de Kahn implicaba por sobre todo un compromiso de magnitudes épicas y solo unos pocos en Jerusalén poseían el coraje para enfrentar semejante desafío. No obstante, incondicional y desde un principio fue el apoyo de los arquitectos locales, destacándose entre ellos Ram Karmi.
La actitud de Teddy Kollek, entonces alcalde de Jerusalén, y desde hacía ya muchos años, fue ambivalente. Por un lado Kollek declaraba estar encantado con el proyecto de Kahn, pero por el otro, poco y nada hizo por propulsar su aceptación, dado que temía que ello pudiera provocar tensiones étnicas y políticas en Jerusalén.
Kahn por su parte modificó en varias oportunidades su proyecto para la Sinagoga Hurva. Presentó tres versiones o, si se quiere, su proyecto fue desarrollado en tres fases, siendo cada una de ellas tan o más original que su predecesora.
Con todo, el proyecto de Kahn para la Sinagoga Hurva terminó juntando polvo en los estantes de la Municipalidad de Jerusalén. Y en 1974, inesperadamente, Kahn falleció.
Entendida como como un homenaje al judaísmo, la Sinagoga Hurva proyectada por Louis Kahn es a menudo señalada como "un santuario espiritual para el pueblo judío".[29]
El arquitecto jerosolimitano David Reznik por su parte percibe en dicha configuración "una poderosa estructura para avalar y fortalecer la presencia judía en la ciudad santa".[30]
Con todo, lo cierto es que Kahn murió en la cúspide de su prolífica carrera, dejando huérfanos muchos de sus proyectos, que a raíz de ello quedaron sin construir. Como explica el arquitecto Kent Larson del MIT, el Complejo Sinagogal Hurva fue lo mejor de aquello que quedó sin construir.[31] E incluso desde su condición proyectual, el diseño de Kahn continúa ejerciendo considerable magnetismo. En cierto sentido también el proyecto de Kahn para la Sinagoga Hurva posee la luz de la eternidad y constituye además un diseño lleno de autoridad, no sólo por sus formas sino también por sus contenidos, que son desafiantes tanto por su originalidad como por su carácter evocativo.
• Hurva antes y después de 1996.[32]
A partir de 1948 y por unas tres décadas, la amurallada Ciudad de Jerusalén exhibió los vestigios de lo que alguna vez había sido un importante templo israelita pero fue drásticamente reducido a escombros durante el casi perenne desencuentro de los descendientes de Abraham.
En 1977, cuando el lote de la antigua sinagoga se hallaba aún en ruinas, y a fin de evitar la amnesia colectiva, uno de sus arcos fue reconstruido. Tal intervención, explicó Kollek en su momento, era no más que una solución transitoria.
Y aunque la presencia del arco reconstruido sobre los vestigios de la antigua Sinagoga Hurva debía ser solo provisoria, dicha conjunción tendía gradualmente a convertirse en un monumento elegíaco con apiraciones a la perpetuidad.
A través de ello se intentaba transformar lo que era un trauma a nivel colectivo: hacer de una herida abierta en pleno corazón del Barrio Judío una expresión conmemorativa e incluso esperanzada. Teóricamente, el arco reconstruido proclamaba el deseo de reconstruir la Hurva en un futuro no muy lejano. Era así una especie de "ayuda memoria" para recordarle al pueblo hebreo que desde ese sitio en ruinas algún día la Sinagoga Hurva volvería a levantarse. En otras palabras, se trataba de una manifestación de esperanza. No obstante, la arqueada conjunción funcionaba simultáneamente como un recordatorio doloroso para el pueblo hebreo, cuya historia acaso pueda carecer de ciertas cosas, mas es siempre abundante en cicatrices.
Agréguese a esto también que, en lo que concierne a casas de oración en ruinas, el pueblo judío no sólo puede dar cátedra sino que probablemente llegue a hacerlo mejor que cualquier otro.
Incluso uno de los enemigos más acérrimos de la reconstrucción del Barrio Judío de la Vieja Ciudad de Jerusalén, ha llegado a proponer que los hebreos bien harían si adoptasen el arco de 1977 como un monumento permanente, ya que:
Para el año 1996 (de la Era Común), el arco en cuestión seguía aún en pie sobre los vestigios del antiguo templo israelita en ruinas. Y su sitio seguía siendo, casi con cariño, apodado "Ha-Hurva" por los locales, o, en el mejor de los casos, ellos señalaban "el arco sobre la ruina."[34] Y es así que la conjunción "ruina-con-arco" poco a poco amenzaba con volverse un monumento elegíaco, uno con verdaderas aspiraciones a convertirse en engendro perpetuo.
Precisamente entonces, el recordatorio elemento de arquitectura emplazado sobre los vestigios del templo decimonónico fue pública y categóricamente rechazado y sin titubeos:
La mismísima idea de una "ruina construida" indudablemente inquietó a la audiencia y no menos la perturbó el que dicha intervención pudiera ser interpretada como la expresión palpable de una "sinagoga arruinada". El arco sobre la ruina fue por otra parte intencionalmente asociado con una imagen de Synagoga, terrible alegoría teológica medieval destinada a proclamar un judaísmo fosilizado y en ruinas: Israel vencida, vetusta y obsoleta.
Probablemente entre la audiencia entonces presente en el Auditorio Van Leer de la tres veces milenaria ciudad hubo quien captó la gravedad la asociación planteada.[36] Poco después el tema fue reconsiderado por la hasta entonces poco cooperativa Municipalidad jerosolimitana. Y ante lo acuciante de este giro nuevo e inesperado, esta vez ella se vió obligada a hacer algo al respecto. El caso Hurva fue reabierto. Decisiones fueron finalmente tomadas. En 2006 el arco conmemorativo fue removido definitivamente y la propuesta del arquitecto israelí Nahum Meltzer de reconstruir el dieciochesco templo dinamitado terminó siendo aceptada en Jerusalén.
La Sinagoga Hurva fue reconstruida con esmero y finalmente inaugurada en 2010. Hoy funciona como un símbolo en Jerusalén y sólo en la teoría es "Casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56:7).
El edificio de Melzer se supone constituiría una especie de logro a nivel nacional.
Sin embargo, más que lúcidas son las palabras de la arquitecta Ada Karmi-Melamed quien, al referirse al Caso Hurva, subraya que "Dos arquitectos llegaron. Uno como Moisés trayendo los Diez Mandamientos, lleno del fuego del desierto. El otro, como el Violinista en el Tejado. Y el Violinista venció."[37]
Alejada de la visión universalista y el gran humanismo de Louis Kahn, la realidad local jerosolimitana da lugar a la polémica.
En vez de erguirse como un templo acogedor que unívocamente proclama el reencuentro de las diásporas judías (visión inclusiva), la actual Sinagoga Hurva responde sólo a las necesidades básicas de un fragmento muy particular del judaísmo (visión excluyente). Y, precisamente por ello, no sólo lejos está de ser la "Casa de oración para todos los pueblos" profetizada por Isaías, sino que además tampoco es casa de oración ninguna para el pueblo judío como conjunto.
Más allá del esmerado trabajo y la prolijidad de Meltzer en materia de restauración y de su respeto por la historia del pasado del edificio decimonónico, lo cierto es que su obra reciente ha restaurado un templo para un grupo en particular en vez de haberlo hecho para el pueblo hebreo como conjunto, es decir, la necesidad local prevaleció y ésta terminó por eclipsar las aspiraciones de dicho pueblo a nivel global.
La obra de Meltzer continúa resignadamente el tradicional círculo de construir una y otra vez la sinagoga arruinada. De este modo, su materializada propuesta no permitió dar lugar a la erección de un templo íntegramente nuevo, uno que proclamara que el judaísmo no es una sumatoria de tragedias y fragmentos, sino una totalidad dinámica, vigorosa y esperanzada.
Aunque aparentemente bien ajustada al viejo entorno jerosolimitano, la hoy una vez más reconstruida ruina de Meltzer, quiérase o no, podría ser expresión palpable e inesperada reencarnación de una ácida formulación de mediados del siglo XV:
Meltzer responde solo a las aspiraciones de una congregación ortodoxa, mas su sinagoga reconstruida en 2010 XXI carece de la trascendencia universal, la fuerza expresiva y la profundidad poética que caracterizan a la Sinagoga Hurva en el proyecto delineado por Louis Kahn en 1968.
Pese a ello, hemos de reconocer el cuidadoso trabajo de Meltzer en materia de restauración, así como el hecho de haber logrado transformar los vestigios de un antiguo templo dinamitado en una nueva casa de estudio y oración.
La sinagoga de Meltzer presenta la particularidad de incorporar parte considerable de los vestigios de su precedesora de 1864, característica particularmente prominente en el interior del edificio actual. Mas ello no es la resultante de la presión de la opinión pública local ni tampoco sintomático de una supuesta incapacidad de perdonar el que la sinagoga haya sido dinamitada en el pasado.[38]
Lo cierto es que Meltzer ha restaurado la Sinagoga Hurva de modo tal de dejar constancia de la historia del pueblo israelita en Tierra Santa sin excluir su importante período decimonónico. El proceder del arquitecto implica tanto la restitución del edificio pasado así como también posee un valor testimonial acerca de lo sucedido con el templo dinamitado en 1948. En este sentido, lo reconstruido por Meltzer no pretende ser un hito en la Historia de la Arquitectura, mas constituye un importante símbolo identitario para el pueblo hebreo, dado que la restauración de Meltzer retoma la idea inicial de Kahn, quien deseaba construir "un símbolo de diálogo entre el pasado y el presente", especialmente entre "la ruina y la reconstrucción".[39]
Notas
1. El presente segmento del artículo retoma las ideas desarrolladas por quien escribe entre 1995 y 1996. Cf. "La Sinagoga Hurva en el proyecto de Louis Kahn," Ideas en Arquitectura, ed. Alfonso Corona Martínez, Vol. 1, No. 1, Buenos Aires: Universidad de Begrano, marzo de 1997, pp. 6-9, ilus.
2. Paul Revill, The Hurva Synagogue, Jerusalem: Louis Kahn's Response to Traditions in Architecture, disertación, Universidad de Cambridge, 1987, pp. 15-18
3. Carta de Kahn a Yehuda Tamir, Comité Ministerial para Jerusalén, 28 de mayo de 1969 (Universidad de Pennsylvania, Colección Louis Kahn, LIK 39).
4. En las palabras del propio Kahn, "monumentalidad" en arquitectura puede definirse como "la cualidad espiritual inherente a una estructura que comunica una sensación de eternidad" (New Architecture and City Planning, Nueva York, 1944, pp. 577-78). Véase también Alexandra Tyng, Beginnings: Louis I. Kahn's Philosophy of Architecture, Nueva York, 1984, p. 59. Acerca de la idea de un tercer monumento religioso para Jerusalén, ver David Bruce Brownlee y David Gilson De Long, Louis I. Kahn: In the Realm of Architecture, Nueva York y Los Ángeles, 1991, pp. 88-89; Kent Larson, "A Virtual Landmark", Progressive Architecture, Septiembre 1993, pp. 80-87, con prólogo de Vincent Scully; y Luis Mariano Akerman, "The Evocative Character of Louis Kahn's Hurva Synagogue Project, 1967-1974", en: The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, 1997-98, p. 246, fig.3.
5. William H. Jordy, The Impact of European Modernism in the Mid-Twentieth Century, Nueva York, 1972, vol. 5, capítulo 5; y Paul Goldberger, "Louis I. Kahn Dies", The New York Times, 20 de marzo de 1974, p. 64, cols. 2-3.
6. David Reznik, en entrevista, Jerusalén, 1996. En 1970, David Cassuto despreció al Camino de los Profetas de Kahn tildándolo de "Nueva Vía Dolorosa", pero ello fue corregida por Reznik quien se refirió a la misma en términos de "Vía Honrosa". Véase The Hurva under Construction, ed. Cassuto, Jerusalén, 1970, en hebreo, pp. 34, 37.
7. La propuesta de Kahn la condición propia de otras dos importantes sinagogas de Jerusalén, la antigua Hurva y Tiferet Israel, en una fotografía tomada en Jerusalén antes de 1948; ver Cassuto, p. 60. Acerca de los aspectos contextualistas del proyecto de Kahn, véase Revill, p. 46; este autor ve en la Hurva de Kahn la expresión de una sinagoga apta en lo que se refiere a tiempo y espacio (p. 65). Para una ilustración de la antiquísima construcción neo-sumeria, véase Horst Woldemar Janson, History of Art, Nueva York, 1986, fig. 80.
8. Observación de David Reznik en Hurvat Rabbi Yehuda ha-Hasid: Building and Aims within a Renovating Area—A Debate, ed. Michael Levin, Jerusalén, 29 de agosto de 1978, en hebreo, p. 24.
9. Con el paso del tiempo, la sinagoga Hurva construida en 1864 llegó a ser el verdadero centro de la vida judía en Jerusalén (Shimon Ben-Eliezer, Destruction and Renewal: The Synagogues of the Jewish Quarter, Jerusalén, 1975, p. 26). Acerca de la importancia de la antigua Sinagoga Hurva, véase Casutto, Hurva, pp. 46-47; y The Jewish Quarter in the Old City, Jerusalem, ed. Mordechai Naor, Jerusalén, 1987, en hebreo, pp. 418-19.
10. Brian de Breffny, The Synagogue, Jerusalén, 1978, p. 202; y Geoffrey Wigoder, The Story of the Synagogue, Londres, 1986, p. 146; Ben-Eliezer, Destruction and Renewal, p. 24; y Zeev Vilnay, Jerusalem: The Old City, Jerusalén, 1970, p. 404.
11. El término hace referencia a todo aquello que se encuentra destruido o ha colapsado.
12. Jan C. Rowan, "Wanting to Be: The Philadelphia School", Progressive Architecture, abril de 1961, p. 161; y Sherri Geldin, "Louis I. Kahn, Compositions in a Fundamental Timbre", en Brownlee y De Long, Kahn, p. 15.
13. Los elementos de arquitectura diseñados por Kahn en su proyecto para la Sinagoga Hurva son elementos doble-función que trabajan simultáneamente como estructura y espacio. Poche, término francés que significa literalmente "bolsillo", suele emplearse para designar a aquellos espacios habitables que tienen lugar dentro de la estructura portante de un edificio. Para una discusión acerca de este concepto, véase Steven K. Peterson, "Espacio y antiespacio", Ideas en arte y tecnología, 2/3, Buenos Aires, 1984.
14. John Lobell, Between Silence and Light: Spirit in the Architecture of Louis I. Kahn, Boston, Massachusetts, 1979, p. 34.
15. Howard Robertson, Principles of Architectural Composition, Surrey, 1942, capítulos 1-2; The Architecture of the École des Beaux-Arts, ed. Arthur Drexler, Nueva York, MoMA, 1977; Alfonso Corona Martínez, Ensayo sobre el proyecto, Buenos Aires, 1990, capítulos 6-7; y Alan Colquhoun, "Composition versus the Project", Modernity and Classical Tradition: Architectural Essays 1980-87, Cambridge y Londres, 1991, pp. 33-35.
16. Véase, por ejemplo, Peter Collins, Changing Ideals in Modern Architecture, 1750-1950, Kingston y Motreal, 1984, fig. V: "J.N.L. Durand, Method of Planning by the Use of Squared Paper, 1802"; y la evolución del proyecto de Durand al ser comparada con la evolución del proyecto de Kahn, en mi artículo "The Evocative Character", p. 246, fig. 4.
17. Christian Norberg-Schulz, Arquitectura occidental: la arquitectura como historia de formas significativas, 1973. Véase también su Meaning in Western Architecture (1974), Nueva York, 1980, p. 209 y fig. 479. Junto con Jean Georg Digerud, Norberg-Schulz se ocupa de la contribución del arquitecto estadounidense en Louis Kahn: idea e immagine, Roma: Officina, 1980.
18. Carta, Kahn a Harriet Pattison, 15 de septiembre de 1964 (Tyng, Beginnings, p. 166).
19. Abraham Harold Lass, David Keremidjian y Ruth M. Goldstein, Dictionary of Classical, Biblical and Literary Allusions, Nueva York, 1987, p. 104.
20. Kahn solía referirse a los pilones como la "estructura de oro" y a los pilares como la "estructura de plata" (Cassuto, Hurva, pp. 30, 34).
21. Larson, "A Virtual Landmark", p. 21. La propuesta de Kahn implica "un edificio dentro de otro" (Romaldo Giurgola y Jaimini Metha, Louis I. Kahn, Zürich, 1975, p. 54), "un mundo dentro de otro" (Revill, Hurva Synagogue, p. 63).
22. Esta idea es ya considerada por Kahn a partir de 1959 (Tyng, Beginnings, p. 156; Larson, "A Virtual Landmark", p. 82).
23. James Fergusson, A History of Architecture, Nueva York, 1883, tomo I, fig. 107.
24. Louis Finkelstein, "The Origin of the Synagogue", Proceedings of the American Academy for Jewish Research, Filadelfia, 1928-30, pp. 49-59.
25. John Lobell, Between Silence and Light, p. 54.
26. En este contexto también considérense también las teorías de las proporciones en armonía propias del Templo de Jerusalén según la perspectiva de Rudolf Wittkower en Architectural Principles in the Age of Humanism, 1949.
27. Vincent Scully, Louis I. Kahn, Nueva York y Londres, p. 44; Tyng, Beginnings, p. 66.
28. Desde su primera presentación en 1970, la propuesta de Kahn generó considerable polémica en Jerusalén. Para los distintos argumentos, véanse David Kroyanker, Jerusalem: Planning and Development, Jerusalén, 1985, p. 27; Levin, Debate, passim; y Cassuto, Hurva, passim.
29. Carta, Yaakov Solomon a Kahn, 25 de agosto de 1968 (LIK 39).
30. Reznik mantuvo su apoyo incondicional al proyecto de Kahn durante no menos que veinticinco años. Para sus declaraciones iniciales, véase Cassuto, Hurva, p. 35; y Levin, Debate, pp. 22-24.
31. Larson, "A Virtual Landmark", p. 82.
32. El segundo segmento del presente artículo considera el desenlace de lo investigado en 1996.
33. Simone Ricca, Reinventing Jerusalem, Londres, 2007, p. 111. Para una discusión e interpretación de las "ruinas celebratorias" propuestas por este autor, véase Ricca y su publicada tergiversación, Impronta, 18 de julio de 2011.
34. En hebreo transilterado, ha-keshet she al Ha-Hurva.
35. Akerman, "The Evocative Character of Louis Kahn's Hurva Synagogue Project", p. 253.
36. Véase Ecclesia et Synagoga, Documenta, 19 de noviembre de 2010.
37. Sonja Friedmann, La sinagoga Hurva, La palabra israelita, Santiago de Chile, 12 de agosto de 2011, p. 12; ver también Kahn con Meltzer, Documenta, 2 de julio de 2013.
38. En 1979 Israel y Egipto firmaron un tratado de paz; otro fue celebrado entre Israel y Jordania en 1994. Si bien hubo siempre un deseo de volver a construir la Sinagoga Hurva en Tierra Santa, la opinión pública se manifestó especialmente a través de intercambios de ideas llevados a cabo en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
39. The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, Vol. XXIII-XXIV, Jerusalén, 1997-98, p. 253.
• Investigación, traducciones, texto e ilustraciones: Mariano Akerman © 1996-2013 Todos los derechos reservados. Las imágenes son presentadas con propósitos exclusivamente educativos y pertenecen al dominio común o son propiedad de sus respectivos dueños. Con excepción de las citas breves y autorizadas que figuran en Wikipedia, queda prohibida la reproducción total o parcial del presente trabajo sin el previo consentimiento por escrito de su autor, quien retiene los derechos que forman parte de su patrimonio intelectual.
Conceptos vertidos en 1996 y otros recientemente elaborados sobre El Caso Hurva son aquí reconsiderados y puestos al día.
"Y sucederá que si escuchas todo lo que te ordeno y andas en mis caminos, y haces lo recto delante de mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos, como hizo David ..., entonces estaré contigo y te edificaré una casa perdurable como la que edifiqué a David." 1 Reyes 11:38
DE PIEDRAS, ASPIRACIONES Y SIMBOLISMOS
A Mrs. Evelyn L. Greenberg, con aprecio
• La Sinagoga Hurva en el proyecto de Louis Kahn.[1]
Fue con el proyecto para la Sinagoga Hurva que el arquitecto estadounidense Louis I. Kahn comenzó a contemplar la posibilidad de construir dentro de los sagrados límites de la Ciudad Vieja de Jerusalén.[2] Declarándose "halagado de expresar el espíritu de la historia y la religión",[3] Kahn concibió su sinagoga como el tercer gran monumento arquitectónico de Jerusalén: un hito que sería emplazado en coexistencia con el Domo de la Roca (691 E.C.) y la Iglesia del Santo Sepulcro (335 E.C.).[4]
El proyecto Hurva fue el último en la extensa carrera de Kahn y parece concentrar lo mejor de sus originales ideas sobre la arquitectura. De hecho fue a través de la elaboración de este proyecto que Kahn aparentemente consiguió llegar a su misteriosa aspiración inicial: llegar a comprender "qué quiere ser el edificio".[5]
En su planta general para el Complejo Hurva, Kahn conecta la Sinagoga Hurva con el Muro Occidental a través de la creación de una importante arteria peregrinacional a la que él denominó "Camino de los Profetas".[6] Su modelo de Jerusalén presenta una imponente sinagoga que parece emerger de las entrañas mismas del denso Sector Judío de la Ciudad Vieja y que, por su aspecto arcaico, tiende a evocar masivas construcciones del pasado, tales como el antiquísimo Zigurat de Ur (s. XX a.E.C.).[7] En el corte general del proyecto, por otra parte, Kahn ha ubicado confidentemente la Sinagoga Hurva sobre la sensible topografía de Jerusalén, balanceando así la prominencia del Domo de la Roca con una configuración, teóricamente, mucho más antigua.[8]
Entre las numerosas sinagogas construidas hacia mediados del siglo XIX en el ya mencionado Sector Judío de la sagrada ciudad amurallada, la antigua Sinagoga de Rabí Yehuda ha-Hasid, también conocida con el nombre de "Hurva", había sido edificada sobre las ruinas de otras tantas sinagogas previamente destruidas y era conocida como la "Sinagoga Mayor de Jerusalén".[9] Sin embargo, incluso aquella mayor Sinagoga de Jerusalén fue, conjuntamente con otros 57 santuarios judíos, destruida por tropas jordanas poco después de su ocupación de la Ciudad Vieja de Jerusalén en 1948.[10] Conviene recordar que el proyecto de Kahn sería construido adyacencia a las ruinas de lo que alguna vez fue un memorable edificio y, además, que el término hebreo hurva significa literalmente "ruina".[11]
Kahn, modelo para la Sinagoga Hurva en perspectiva, fase 1 |
Conocemos la Sinagoga Hurva proyectada por Kahn a través de su modelo en madera de 1968 y gracias a las reconstrucciones gráficas por computación ejecutadas por su colega Kent Larson en 1993. Visto desde arriba, el modelo de Kahn exhibe la doble naturaleza estructural del diseño, que comprende cuatro masivos pilones de piedra cercando a cuatro pilares de hormigón armado, de modo tal que los pilones funcionan como un contenedor y los pilares como su contenido. Por otra parte, el corte perspectivado de Larson expone los dos niveles del diseño de Kahn y la bien diferenciada naturaleza de sus miembros estructurales (pilones y pilares). La sección de Larson parece ser la verdadera cistalización de las palabras de Kahn describiendo en términos imaginarios el origen de la arquitectura: un momento lleno de poesía en el que, "habiéndose partido los muros, las columnas llegaron a ser".[12]
Kent Larson, Corte perspectivado de la Sinagoga Hurva, fase 1 |
Aunque tanto la Sinagoga Hurva proyectada por Kahn como la antigua "Hurva" de Rabí Yehuda ha-Hasid fueron concebidas como diseños centralizados, existen numerosas diferencias entre ambas para considerar esta última como una posible fuente de inspiración para el proyecto de Kahn:
A. Un marcado contraste en la organización general y la concepción del espacio. En el caso de Kahn los espacios definidos por los miembros estructurales son tan importantes como los miembros mismos (que además son huecos, dado que Kahn incluye en la estructura portante de su propuesta espacios poche).[13]
B. Las diferentes proporciones, y por consiguiente el carácter, de los diversos miembros arquitectónicos (ora estructurales, ora decorativos).
C. Las distintas estructuras portantes (cúpula y tambor soportados por cuatro arcos en la antigua Hurva; pilones y pilares en la Hurva de Kahn) y los diferentes sistemas de cobertura e iluminación: en vez de cubrir su proyecto con frescos ilusionistas (tales como los de la antigua Hurva), Kahn proyectó curiosas aberturas lineales en la parte superior de todos los elementos de arquitectura, de modo tal que el interior de la sinagoga quedase parcialmente expuesto a los cielos de Jerusalén. Es aquí precisamente donde Kahn parece haber configurado su "Santuario de Arte, Silencio y Luz" como un lugar donde "la estructura es la proveedora de luz".[14]
Larson, Perspectiva computarizada de la Sinagoga Hurva según Kahn, fase 1 |
La disposición de la planta de la Hurva por Kahn es calma, aparentemente simple, perfectamente simétrica, y se caracteriza además por el severo orden en sus espacios y elementos de arquitectura. Más allá del preciso delineamiento de la planta es posible percibir que Kahn ha reintroducido en su proyecto los principios organizativos otrora empleados por la tradición de École des Beaux-Arts de París: unidad, centralización, simetría, jerarquía, armonía, coordinación y composición aditiva.[15] Kahn bien pudo haber seguido las formulaciones académicas de Durand que incluían el uso de papel cuadriculado y tramas modulares, así como el empleo de ejes jerárquicos a través del proceso de diseño. En esto, la evolución del proyecto de Kahn evocaría el famoso "Modo de componer todo proyecto" desarrollado por Durand.[16] Pero más allá de toda posible similitud compositiva, la Sinagoga Hurva de Kahn (el único todo arquitectónico judío incluido como un significativo símbolo de existencia en la Arquitectura occidental por Christian Norberg-Schulz) sin dudas está lejos de ser un mero estándar durandiano.[17]
Planta baja de la Sinagoga Hurva, fase 1 (Ching) |
Junto a la noción de monumentalidad, tectonicidad es el principio ordenador más significativo de la tradición de las Beaux-Arts regenerado por Kahn en su diseño. Este principio, directamente relacionado con la distribución estática (y por ende racional) de las masas de un edificio resulta evidente al observar su modelo de la Sinagoga Hurva, donde el todo propuesto por Kahn da la impresión de estar profundamente arraigado al suelo.
Kahn, modelo para la Sinagoga Hurva, visto frontalmente, fase 1 |
El sutil exterior de la sinagoga concebida por Kahn evoca el perfil, las proporciones y el ritmo de los pilares del Templo de Horus en Edfu (s. III a.E.C.). Así, la maqueta de madera ejecutada por Kahn tiende a reflejar el distinguido aspecto de aquellas antiguas masas monumentales al tiempo que no puede sino corroborar su temprana formulación teórica sosteniendo que "el edificio antiguo aún vigoroso posee la luz de la eternidad".[18]
Akerman: El modelo de Kahn para la Sinagoga Hurva comparado con los pilones del Templo de Horus en Edfu |
Según una antigua leyenda egipcia, los ojos del dios Horus eran el sol y la luna, y por ello debían ser ejecutados en oro y plata respectivamente.[19]
Según Kahn, los componentes estructurales de su Sinagoga Hurva (a ser materializados en piedra Jerusalén y hormigón armado) representarían miembros de oro y plata en permanente interacción, posiblemente en alusión a la ya mencionada idea egipcia de coexistencia.[20]
Larson, Corte perspectivado de la Sinagoga Hurva, fase 1 |
Así, pilones y pilares resultan ser entonces articulados como miembros estructurales interactivos. Y aun si levemente separados, éstos funcionan como la epidermis y los músculos de una configuración gestáltica tan consistente que la naturaleza estructural de la Sinagoga Hurva esencialmente no puede prescindir de ninguno de ellos, dado que pilones y pilares forman una estructura dentro de otra y, conjuntamente, trabajan como continente y contenido de una misma entidad arquitectónica.[21]
Larson, Perspectiva computarizada mostrando encuentro ente pilones y pilares (Hurva, fase 1) |
En efecto, la particular disposición de los pilones rodeando a los cuatro pilares de la Sinagoga Hurva no es otra que la expresión visual de aquello que Kahn oportunamente llamó "ruinas envueltas alrededor de edificios".[22]
Sistema estructural mixto de la Sinagoga Hurva: pilones y pilares, fase 1 |
Significativamente, la fuente de inspiración del interior de la Sinagoga Hurva por Kahn fue una reconstrucción del Templo de Salomón (1015 a.E.C.) publicada en la Historia de la arquitectura de Fergusson,[23] un volumen preservado por Kahn en su propia biblioteca conjuntamente con una copia del artículo "El origen de la sinagoga" por Finkelstein en el que el Templo de Salomón es señalado como el arquetipo de la arquitectura judía.[24]
Kahn siempre fue un incondicional partidario de "respetar los comienzos" y el Templo de Salomón efectivamente constituye el hito que marca el inicio de la arquitectura hebrea.[25] Es a raíz de ello que no debería sorprender a nadie el que una reconstrucción del primer Templo de Jerusalén haya podido inspirar a Kahn, resultando el mismo ante sus ojos el modelo más adecuado sobre el cual basar su proyecto para la Sinagoga Mayor de Jerusalén.[26]
Tampoco es accidental que los cuatro pilares centrales en el interior cuadrado del diseño de Kahn para la Sinagoga Hurva reflejen tan convincentemente a los cuatro representados por Fergusson en su reconstrucción del Sancta Sactorum o Santo de los Santos, el recinto más sagrado del Templo de Salomón. Esta similitud no pasó inadvertida en Jerusalén y el prestigioso arquitecto hebreo casi se encontró siendo acusado de intentar "traer el [Santo] Templo de vuelta a la vida"—una idea estrictamente prohibida por la tradición judía hasta el (milenariamente aguardado) advenimiento del Mesías.
Akerman, comparación de la planta de la Sinagoga Hurva con la reconstrucción del Templo de Salomón según Fergusson (1883). Nótense la similitudes distributivas, la presencia de cuatro pilares y de un gran espacio central rodeado por pequeñas capillas. En el Templo de Salomón las 'capillas' de hecho eran depósitos y solo en el proyecto de Kahn se transforman en capillas. |
Kahn quiso evocar el Templo. Traerlo de vuelta a la vida no era en realidad su objetivo. El arquitecto proyectó su Sinagoga Hurva como si fuera el Templo, mas su sinagoga no aspiraba convertirse en él y mucho menos tampoco reemplazarlo. Los jerosolimitanos no deberían haber olvidado su sabia, casi salomónica diferenciación: "un caballo pintado a rayas no es una cebra".[27]
Sutilezas salomónicas aparte, lo cierto es que varias razones, fundamentalmente de corte pragmático y político, provocaron que la materialización de su proyecto fuera postergada una y otra vez. A ellas se le sumaban cuestiones burocráticas así como también cierta timidez a materializar a un proyecto al que no pocos veían como monumental en demasía y extremadamente innovador en el contexto de la Ciudad Vieja de Jerusalén, históricamente conocida por su persistente apego a las tradiciones (milenarias).[28]
Es así que nadie en Jerusalén hizo entonces ni el más mínimo esfuerzo en aclarar que, como quien escribe habría de hacerlo aunque solo en 1996, la reconstrucción del Santo de los Santos por Fergusson es de naturaleza completamente inofensiva, ya que los cuatro pilares exentos por ese autor colocados en el más sagrado recinto del Templo de Jerusalén no tienen sustento alguno en toda la Biblia.
Lo de "traer el Templo a la vida" no era más que un pretexto y lo cierto es que el construir el proyecto de Kahn implicaba por sobre todo un compromiso de magnitudes épicas y solo unos pocos en Jerusalén poseían el coraje para enfrentar semejante desafío. No obstante, incondicional y desde un principio fue el apoyo de los arquitectos locales, destacándose entre ellos Ram Karmi.
La actitud de Teddy Kollek, entonces alcalde de Jerusalén, y desde hacía ya muchos años, fue ambivalente. Por un lado Kollek declaraba estar encantado con el proyecto de Kahn, pero por el otro, poco y nada hizo por propulsar su aceptación, dado que temía que ello pudiera provocar tensiones étnicas y políticas en Jerusalén.
Kahn por su parte modificó en varias oportunidades su proyecto para la Sinagoga Hurva. Presentó tres versiones o, si se quiere, su proyecto fue desarrollado en tres fases, siendo cada una de ellas tan o más original que su predecesora.
Modelo de la Sinagoga Hurva en su fase 1 |
Modelo en corte de la Sinagoga Hurva, con incidencia de la luz en fase 2 (Álvarez Prozorovich) |
Larson, Corte de la Sinagoga Hurva en fase 3, con torres refrigerantes e iluminación cenital que tiende a recordar el impluvium de las viviendas romanas. |
Con todo, el proyecto de Kahn para la Sinagoga Hurva terminó juntando polvo en los estantes de la Municipalidad de Jerusalén. Y en 1974, inesperadamente, Kahn falleció.
Entendida como como un homenaje al judaísmo, la Sinagoga Hurva proyectada por Louis Kahn es a menudo señalada como "un santuario espiritual para el pueblo judío".[29]
El arquitecto jerosolimitano David Reznik por su parte percibe en dicha configuración "una poderosa estructura para avalar y fortalecer la presencia judía en la ciudad santa".[30]
Con todo, lo cierto es que Kahn murió en la cúspide de su prolífica carrera, dejando huérfanos muchos de sus proyectos, que a raíz de ello quedaron sin construir. Como explica el arquitecto Kent Larson del MIT, el Complejo Sinagogal Hurva fue lo mejor de aquello que quedó sin construir.[31] E incluso desde su condición proyectual, el diseño de Kahn continúa ejerciendo considerable magnetismo. En cierto sentido también el proyecto de Kahn para la Sinagoga Hurva posee la luz de la eternidad y constituye además un diseño lleno de autoridad, no sólo por sus formas sino también por sus contenidos, que son desafiantes tanto por su originalidad como por su carácter evocativo.
Exposición reciente con los proyectos no construidos de Kahn, entre los que se destaca la Sinagoga Hurva |
• Hurva antes y después de 1996.[32]
A partir de 1948 y por unas tres décadas, la amurallada Ciudad de Jerusalén exhibió los vestigios de lo que alguna vez había sido un importante templo israelita pero fue drásticamente reducido a escombros durante el casi perenne desencuentro de los descendientes de Abraham.
Hurva, 1948-1967 |
En 1977, cuando el lote de la antigua sinagoga se hallaba aún en ruinas, y a fin de evitar la amnesia colectiva, uno de sus arcos fue reconstruido. Tal intervención, explicó Kollek en su momento, era no más que una solución transitoria.
Y aunque la presencia del arco reconstruido sobre los vestigios de la antigua Sinagoga Hurva debía ser solo provisoria, dicha conjunción tendía gradualmente a convertirse en un monumento elegíaco con apiraciones a la perpetuidad.
Arco recordatorio de 1977 |
A través de ello se intentaba transformar lo que era un trauma a nivel colectivo: hacer de una herida abierta en pleno corazón del Barrio Judío una expresión conmemorativa e incluso esperanzada. Teóricamente, el arco reconstruido proclamaba el deseo de reconstruir la Hurva en un futuro no muy lejano. Era así una especie de "ayuda memoria" para recordarle al pueblo hebreo que desde ese sitio en ruinas algún día la Sinagoga Hurva volvería a levantarse. En otras palabras, se trataba de una manifestación de esperanza. No obstante, la arqueada conjunción funcionaba simultáneamente como un recordatorio doloroso para el pueblo hebreo, cuya historia acaso pueda carecer de ciertas cosas, mas es siempre abundante en cicatrices.
Agréguese a esto también que, en lo que concierne a casas de oración en ruinas, el pueblo judío no sólo puede dar cátedra sino que probablemente llegue a hacerlo mejor que cualquier otro.
Incluso uno de los enemigos más acérrimos de la reconstrucción del Barrio Judío de la Vieja Ciudad de Jerusalén, ha llegado a proponer que los hebreos bien harían si adoptasen el arco de 1977 como un monumento permanente, ya que:
Más allá de conmemorar la destrucción, Hurva como memorial le permite a toda la [...] comunidad [hebrea] apropiarse colectivamente del sitio de un modo extremadamente poderoso y profundo, uno indisputado por ningún otro diseño arquitectónico. En efecto, la memoria colectiva [...] puede, trágicamente, agregar a esto, una ruina más, [aquella que se desprende de las] innumerables imágenes de sinagogas destruidas, persecuciones y matanzas".[33]
Para el año 1996 (de la Era Común), el arco en cuestión seguía aún en pie sobre los vestigios del antiguo templo israelita en ruinas. Y su sitio seguía siendo, casi con cariño, apodado "Ha-Hurva" por los locales, o, en el mejor de los casos, ellos señalaban "el arco sobre la ruina."[34] Y es así que la conjunción "ruina-con-arco" poco a poco amenzaba con volverse un monumento elegíaco, uno con verdaderas aspiraciones a convertirse en engendro perpetuo.
¿Un engendro perpetuo? |
Precisamente entonces, el recordatorio elemento de arquitectura emplazado sobre los vestigios del templo decimonónico fue pública y categóricamente rechazado y sin titubeos:
Bien abierta a todo tipo de objeciones y lejos del sueño americano—the American dream—de Louis Kahn, la realidad israelí proporcionó un curvo sustituto, puesto que no menos controversial es aquello que hoy dr descubre al visitar el Sector Judío de la Ciudad Vieja: un único arco reconstruido de la antigua Hurva.
Semejante signo arquitectónico solitario, erecto como una insípida conmemoración de una sinagoga decimonónica en ruinas, podría difícilmente ser otra cosa que una reencarnación problemática de una sinagoga arruinada.[35]
La mismísima idea de una "ruina construida" indudablemente inquietó a la audiencia y no menos la perturbó el que dicha intervención pudiera ser interpretada como la expresión palpable de una "sinagoga arruinada". El arco sobre la ruina fue por otra parte intencionalmente asociado con una imagen de Synagoga, terrible alegoría teológica medieval destinada a proclamar un judaísmo fosilizado y en ruinas: Israel vencida, vetusta y obsoleta.
Probablemente entre la audiencia entonces presente en el Auditorio Van Leer de la tres veces milenaria ciudad hubo quien captó la gravedad la asociación planteada.[36] Poco después el tema fue reconsiderado por la hasta entonces poco cooperativa Municipalidad jerosolimitana. Y ante lo acuciante de este giro nuevo e inesperado, esta vez ella se vió obligada a hacer algo al respecto. El caso Hurva fue reabierto. Decisiones fueron finalmente tomadas. En 2006 el arco conmemorativo fue removido definitivamente y la propuesta del arquitecto israelí Nahum Meltzer de reconstruir el dieciochesco templo dinamitado terminó siendo aceptada en Jerusalén.
El arco recordatorio de 1977 poco antes de ser removido en 2006 |
La Sinagoga Hurva fue reconstruida con esmero y finalmente inaugurada en 2010. Hoy funciona como un símbolo en Jerusalén y sólo en la teoría es "Casa de oración para todos los pueblos" (Isaías 56:7).
Meltzer, Sinagoga Hurva, 2010 |
El edificio de Melzer se supone constituiría una especie de logro a nivel nacional.
Interior de la Sinagoga Hurva, Amurallada Ciudad de Jerusalén, 2010 |
Sin embargo, más que lúcidas son las palabras de la arquitecta Ada Karmi-Melamed quien, al referirse al Caso Hurva, subraya que "Dos arquitectos llegaron. Uno como Moisés trayendo los Diez Mandamientos, lleno del fuego del desierto. El otro, como el Violinista en el Tejado. Y el Violinista venció."[37]
Alejada de la visión universalista y el gran humanismo de Louis Kahn, la realidad local jerosolimitana da lugar a la polémica.
En vez de erguirse como un templo acogedor que unívocamente proclama el reencuentro de las diásporas judías (visión inclusiva), la actual Sinagoga Hurva responde sólo a las necesidades básicas de un fragmento muy particular del judaísmo (visión excluyente). Y, precisamente por ello, no sólo lejos está de ser la "Casa de oración para todos los pueblos" profetizada por Isaías, sino que además tampoco es casa de oración ninguna para el pueblo judío como conjunto.
Más allá del esmerado trabajo y la prolijidad de Meltzer en materia de restauración y de su respeto por la historia del pasado del edificio decimonónico, lo cierto es que su obra reciente ha restaurado un templo para un grupo en particular en vez de haberlo hecho para el pueblo hebreo como conjunto, es decir, la necesidad local prevaleció y ésta terminó por eclipsar las aspiraciones de dicho pueblo a nivel global.
La obra de Meltzer continúa resignadamente el tradicional círculo de construir una y otra vez la sinagoga arruinada. De este modo, su materializada propuesta no permitió dar lugar a la erección de un templo íntegramente nuevo, uno que proclamara que el judaísmo no es una sumatoria de tragedias y fragmentos, sino una totalidad dinámica, vigorosa y esperanzada.
Aunque aparentemente bien ajustada al viejo entorno jerosolimitano, la hoy una vez más reconstruida ruina de Meltzer, quiérase o no, podría ser expresión palpable e inesperada reencarnación de una ácida formulación de mediados del siglo XV:
Sumo Sacerdote de Israel portando el pectoral con doce gemas engarzadas (tradicional jóshen, simbólico de las doce tribus de Israel) pero con su visión obstruida por una importante venda. Boceto del autor a partir de una figura tomada de un óleo gótico tardío (exhibido desde hace décadas en el Prado). |
Meltzer responde solo a las aspiraciones de una congregación ortodoxa, mas su sinagoga reconstruida en 2010 XXI carece de la trascendencia universal, la fuerza expresiva y la profundidad poética que caracterizan a la Sinagoga Hurva en el proyecto delineado por Louis Kahn en 1968.
Pese a ello, hemos de reconocer el cuidadoso trabajo de Meltzer en materia de restauración, así como el hecho de haber logrado transformar los vestigios de un antiguo templo dinamitado en una nueva casa de estudio y oración.
La sinagoga de Meltzer presenta la particularidad de incorporar parte considerable de los vestigios de su precedesora de 1864, característica particularmente prominente en el interior del edificio actual. Mas ello no es la resultante de la presión de la opinión pública local ni tampoco sintomático de una supuesta incapacidad de perdonar el que la sinagoga haya sido dinamitada en el pasado.[38]
Lo cierto es que Meltzer ha restaurado la Sinagoga Hurva de modo tal de dejar constancia de la historia del pueblo israelita en Tierra Santa sin excluir su importante período decimonónico. El proceder del arquitecto implica tanto la restitución del edificio pasado así como también posee un valor testimonial acerca de lo sucedido con el templo dinamitado en 1948. En este sentido, lo reconstruido por Meltzer no pretende ser un hito en la Historia de la Arquitectura, mas constituye un importante símbolo identitario para el pueblo hebreo, dado que la restauración de Meltzer retoma la idea inicial de Kahn, quien deseaba construir "un símbolo de diálogo entre el pasado y el presente", especialmente entre "la ruina y la reconstrucción".[39]
Notas
1. El presente segmento del artículo retoma las ideas desarrolladas por quien escribe entre 1995 y 1996. Cf. "La Sinagoga Hurva en el proyecto de Louis Kahn," Ideas en Arquitectura, ed. Alfonso Corona Martínez, Vol. 1, No. 1, Buenos Aires: Universidad de Begrano, marzo de 1997, pp. 6-9, ilus.
2. Paul Revill, The Hurva Synagogue, Jerusalem: Louis Kahn's Response to Traditions in Architecture, disertación, Universidad de Cambridge, 1987, pp. 15-18
3. Carta de Kahn a Yehuda Tamir, Comité Ministerial para Jerusalén, 28 de mayo de 1969 (Universidad de Pennsylvania, Colección Louis Kahn, LIK 39).
4. En las palabras del propio Kahn, "monumentalidad" en arquitectura puede definirse como "la cualidad espiritual inherente a una estructura que comunica una sensación de eternidad" (New Architecture and City Planning, Nueva York, 1944, pp. 577-78). Véase también Alexandra Tyng, Beginnings: Louis I. Kahn's Philosophy of Architecture, Nueva York, 1984, p. 59. Acerca de la idea de un tercer monumento religioso para Jerusalén, ver David Bruce Brownlee y David Gilson De Long, Louis I. Kahn: In the Realm of Architecture, Nueva York y Los Ángeles, 1991, pp. 88-89; Kent Larson, "A Virtual Landmark", Progressive Architecture, Septiembre 1993, pp. 80-87, con prólogo de Vincent Scully; y Luis Mariano Akerman, "The Evocative Character of Louis Kahn's Hurva Synagogue Project, 1967-1974", en: The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, 1997-98, p. 246, fig.3.
5. William H. Jordy, The Impact of European Modernism in the Mid-Twentieth Century, Nueva York, 1972, vol. 5, capítulo 5; y Paul Goldberger, "Louis I. Kahn Dies", The New York Times, 20 de marzo de 1974, p. 64, cols. 2-3.
6. David Reznik, en entrevista, Jerusalén, 1996. En 1970, David Cassuto despreció al Camino de los Profetas de Kahn tildándolo de "Nueva Vía Dolorosa", pero ello fue corregida por Reznik quien se refirió a la misma en términos de "Vía Honrosa". Véase The Hurva under Construction, ed. Cassuto, Jerusalén, 1970, en hebreo, pp. 34, 37.
7. La propuesta de Kahn la condición propia de otras dos importantes sinagogas de Jerusalén, la antigua Hurva y Tiferet Israel, en una fotografía tomada en Jerusalén antes de 1948; ver Cassuto, p. 60. Acerca de los aspectos contextualistas del proyecto de Kahn, véase Revill, p. 46; este autor ve en la Hurva de Kahn la expresión de una sinagoga apta en lo que se refiere a tiempo y espacio (p. 65). Para una ilustración de la antiquísima construcción neo-sumeria, véase Horst Woldemar Janson, History of Art, Nueva York, 1986, fig. 80.
8. Observación de David Reznik en Hurvat Rabbi Yehuda ha-Hasid: Building and Aims within a Renovating Area—A Debate, ed. Michael Levin, Jerusalén, 29 de agosto de 1978, en hebreo, p. 24.
9. Con el paso del tiempo, la sinagoga Hurva construida en 1864 llegó a ser el verdadero centro de la vida judía en Jerusalén (Shimon Ben-Eliezer, Destruction and Renewal: The Synagogues of the Jewish Quarter, Jerusalén, 1975, p. 26). Acerca de la importancia de la antigua Sinagoga Hurva, véase Casutto, Hurva, pp. 46-47; y The Jewish Quarter in the Old City, Jerusalem, ed. Mordechai Naor, Jerusalén, 1987, en hebreo, pp. 418-19.
10. Brian de Breffny, The Synagogue, Jerusalén, 1978, p. 202; y Geoffrey Wigoder, The Story of the Synagogue, Londres, 1986, p. 146; Ben-Eliezer, Destruction and Renewal, p. 24; y Zeev Vilnay, Jerusalem: The Old City, Jerusalén, 1970, p. 404.
11. El término hace referencia a todo aquello que se encuentra destruido o ha colapsado.
12. Jan C. Rowan, "Wanting to Be: The Philadelphia School", Progressive Architecture, abril de 1961, p. 161; y Sherri Geldin, "Louis I. Kahn, Compositions in a Fundamental Timbre", en Brownlee y De Long, Kahn, p. 15.
13. Los elementos de arquitectura diseñados por Kahn en su proyecto para la Sinagoga Hurva son elementos doble-función que trabajan simultáneamente como estructura y espacio. Poche, término francés que significa literalmente "bolsillo", suele emplearse para designar a aquellos espacios habitables que tienen lugar dentro de la estructura portante de un edificio. Para una discusión acerca de este concepto, véase Steven K. Peterson, "Espacio y antiespacio", Ideas en arte y tecnología, 2/3, Buenos Aires, 1984.
14. John Lobell, Between Silence and Light: Spirit in the Architecture of Louis I. Kahn, Boston, Massachusetts, 1979, p. 34.
15. Howard Robertson, Principles of Architectural Composition, Surrey, 1942, capítulos 1-2; The Architecture of the École des Beaux-Arts, ed. Arthur Drexler, Nueva York, MoMA, 1977; Alfonso Corona Martínez, Ensayo sobre el proyecto, Buenos Aires, 1990, capítulos 6-7; y Alan Colquhoun, "Composition versus the Project", Modernity and Classical Tradition: Architectural Essays 1980-87, Cambridge y Londres, 1991, pp. 33-35.
16. Véase, por ejemplo, Peter Collins, Changing Ideals in Modern Architecture, 1750-1950, Kingston y Motreal, 1984, fig. V: "J.N.L. Durand, Method of Planning by the Use of Squared Paper, 1802"; y la evolución del proyecto de Durand al ser comparada con la evolución del proyecto de Kahn, en mi artículo "The Evocative Character", p. 246, fig. 4.
17. Christian Norberg-Schulz, Arquitectura occidental: la arquitectura como historia de formas significativas, 1973. Véase también su Meaning in Western Architecture (1974), Nueva York, 1980, p. 209 y fig. 479. Junto con Jean Georg Digerud, Norberg-Schulz se ocupa de la contribución del arquitecto estadounidense en Louis Kahn: idea e immagine, Roma: Officina, 1980.
18. Carta, Kahn a Harriet Pattison, 15 de septiembre de 1964 (Tyng, Beginnings, p. 166).
19. Abraham Harold Lass, David Keremidjian y Ruth M. Goldstein, Dictionary of Classical, Biblical and Literary Allusions, Nueva York, 1987, p. 104.
20. Kahn solía referirse a los pilones como la "estructura de oro" y a los pilares como la "estructura de plata" (Cassuto, Hurva, pp. 30, 34).
21. Larson, "A Virtual Landmark", p. 21. La propuesta de Kahn implica "un edificio dentro de otro" (Romaldo Giurgola y Jaimini Metha, Louis I. Kahn, Zürich, 1975, p. 54), "un mundo dentro de otro" (Revill, Hurva Synagogue, p. 63).
22. Esta idea es ya considerada por Kahn a partir de 1959 (Tyng, Beginnings, p. 156; Larson, "A Virtual Landmark", p. 82).
23. James Fergusson, A History of Architecture, Nueva York, 1883, tomo I, fig. 107.
24. Louis Finkelstein, "The Origin of the Synagogue", Proceedings of the American Academy for Jewish Research, Filadelfia, 1928-30, pp. 49-59.
25. John Lobell, Between Silence and Light, p. 54.
26. En este contexto también considérense también las teorías de las proporciones en armonía propias del Templo de Jerusalén según la perspectiva de Rudolf Wittkower en Architectural Principles in the Age of Humanism, 1949.
27. Vincent Scully, Louis I. Kahn, Nueva York y Londres, p. 44; Tyng, Beginnings, p. 66.
28. Desde su primera presentación en 1970, la propuesta de Kahn generó considerable polémica en Jerusalén. Para los distintos argumentos, véanse David Kroyanker, Jerusalem: Planning and Development, Jerusalén, 1985, p. 27; Levin, Debate, passim; y Cassuto, Hurva, passim.
29. Carta, Yaakov Solomon a Kahn, 25 de agosto de 1968 (LIK 39).
30. Reznik mantuvo su apoyo incondicional al proyecto de Kahn durante no menos que veinticinco años. Para sus declaraciones iniciales, véase Cassuto, Hurva, p. 35; y Levin, Debate, pp. 22-24.
31. Larson, "A Virtual Landmark", p. 82.
32. El segundo segmento del presente artículo considera el desenlace de lo investigado en 1996.
33. Simone Ricca, Reinventing Jerusalem, Londres, 2007, p. 111. Para una discusión e interpretación de las "ruinas celebratorias" propuestas por este autor, véase Ricca y su publicada tergiversación, Impronta, 18 de julio de 2011.
34. En hebreo transilterado, ha-keshet she al Ha-Hurva.
35. Akerman, "The Evocative Character of Louis Kahn's Hurva Synagogue Project", p. 253.
36. Véase Ecclesia et Synagoga, Documenta, 19 de noviembre de 2010.
37. Sonja Friedmann, La sinagoga Hurva, La palabra israelita, Santiago de Chile, 12 de agosto de 2011, p. 12; ver también Kahn con Meltzer, Documenta, 2 de julio de 2013.
38. En 1979 Israel y Egipto firmaron un tratado de paz; otro fue celebrado entre Israel y Jordania en 1994. Si bien hubo siempre un deseo de volver a construir la Sinagoga Hurva en Tierra Santa, la opinión pública se manifestó especialmente a través de intercambios de ideas llevados a cabo en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
39. The Real and Ideal Jerusalem in Jewish, Christian and Islamic Art, ed. Bianca Kühnel, Vol. XXIII-XXIV, Jerusalén, 1997-98, p. 253.
Lo que Jerusalén se perdió: la octava maravilla del mundo El extraordinario diálogo intercultural envisionado por Kahn |
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Reconstrucción gráfica computarizada del proyecto de la Sinagoga Hurva según Louis Kahn (primera versión, 1967-68). Admirable trabajo digital realizado por Francesco Cerbella y Federico Caponi en la Universidad de Florencia, noviembre de 2013 (Giorgio Verdiani, Seminario "Comunicare l'architettura e il design", Università degli Studi di Firenze; musica: Ludovico Einaudi - Ancora).